Denuncia por impago

La denuncia del impago puede versar sobre diferentes tipos de impago. Siendo el impago de la manutención alimentario unos de los impagos más habituales y que se deben denunciar ya que es un delito.

Son muchas las personas que pasan por problemas económicos mientras ven que sus parejas viven en la casa que ellos mismos pagan, y que además deben pasar una cuantía económica cada mes para mantener a esa persona o a los hijos del matrimonio. Pero lo que no registra la ley es que la mujer viva con sus hijos y sin llegar a casarse, también conviva con otra persona que ya posee trabajo, y aunque pudieran vivir con el sueldo del nuevo personaje, el exmarido se ve obligado a pagar la hipoteca de la casa y la manutención mensual. Esta situación tan injusta pero a la vez legal, es una de las más habituales que casi siempre desemboca en el impago y por consecuencia la denuncia de la exmujer.

La mujer que denuncia por impago puede acudir al juzgado y emitir su demanda, de forma oral o escrita, y a su vez, hacerse con los servicios de un abogado y un procurador. En caso de no poder costearse el precio de estos servicios se concede un abogado de oficio en cuyo caso no hace falta pagar los honorarios.

Aunque cada vez es mayor la costumbre de no denunciar estos casos, ya que la persona encargada de recibir esa manutención, en muchas ocasiones se siente culpable y prefiere tener el mínimo contacto con la otra persona, aunque tratándose de hijos pequeños, no suele existir esta dicha condonación.

IMPAGO DE RECIBOS

Si no pagas la luz, te cortan la luz, si no pagas el agua, te cortan el agua, si no pagas el gas, te cortan el gas, si no pagas el teléfono, te cortan la línea telefónica y también Internet.
Posteriormente atacan las hordas de los servicios de cobro profesionales, como el cobrador del frac o el torero moroso, sin hablar de las amenazas no legales a altas horas de la mañana. Conviene en este caso grabar el contenido de la llamada y hacer la correspondiente denuncia en el juzgado o en la comisaría de policía.

La presión aumenta, apareces en el registro de morosos, por lo que no podrás solicitar un crédito hasta que se limpie tu historial. Comienzan a llegar cartas y reclamaciones. Posteriormente la citación judicial.

Con las letras de una hipoteca resulta aún mucho peor. El banco enseguida mueve sus hilos y pone tu casa en subasta. Si el precio no alcanza para pagar la hipoteca, congelaran tu sueldo y te cobrarán aún más comisiones. En caso de tener alguna otra propiedad, también la perderás. Si para firmar prestamos utilizaste avalistas, también ellos y sus posesiones están en peligro. Vamos, es que es una ruina. Lo mejor es no deber nada a nadie.

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